Tengo una confesión que hacerles: no me gusta mucho el cambio, me fascinan las rutinas, la estructura, el orden #MarieKondoFan. Y aunque he liderado con éxito iniciativas de gestión del cambio en organizaciones de más de 6000 colaboradores y me fascina ayudar a personas a navegar transiciones, cuando se trata de hacer ajustes a mi mundo personal me cuesta perder el control, esperar, ser paciente.
Hace casi un mes dejamos Londres y nos mudamos a Manila, Filipinas. Pasar de la eficiencia británica al caos filipino ha sido una aventura, y eso que tenemos músculo peruano para enfrentar el tráfico, la lentitud de los trámites y la criollada. Pero nadie nos entrena para navegar la parte emocional del cambio y creo que eso ha sido lo más difícil en estos días.
Mi meta era conseguir todo lo básico para poder establecernos en las primeras dos semanas y retomar mi rutina. Pero a los pocos días me di cuenta que mi velocidad y sentido de urgencia no eran los de esta realidad y eso me frustró mucho. La sensación era peor porque yo me presionaba para meter el acelerador, mientras que todo a mi alrededor me decía “vamos paso a paso, Lore”. Y es que en un mundo donde todo está a la velocidad de un click, cuesta no esperar resultados inmediatos y buscar ser productivo.
Como dice Brené Brown (2018), “se necesita coraje para decirle sí al descanso y al juego en una cultura donde estar exhausto y ocupado es símbolo de estatus”. Yo andaba llena de culpa y cólera por estar perdiendo el tiempo, queriendo saltarme este espacio de incertidumbre lo más rápido posible. Pero, ¿qué pasa si ser productiva en este momento significa hacer una pausa para soltar aquello que no depende de mí o que ya no me sirve, capitalizar aprendizajes y crear un futuro desde un lugar de conexión con mi momento presente?
En Transiciones, William Bridges destaca la importancia de quedarnos un rato en esa zona neutra, en el espacio del medio, de incertidumbre, de caos, de ausencia de lo familiar. Según el autor, este es un periodo de muchísimo trabajo interno, repleto de pistas que nos preparan para los saltos más altos de nuestras vidas personales y profesionales.
Mi invitación es entonces, a que abraces el cambio desde un lugar de mucha conciencia sobre cómo te sientes en esa zona neutra y que no te apures a salir corriendo. Te prometo que será uno de los momentos más especiales y productivos de tu vida. Y, durante ese proceso, sé paciente y amorosa contigo misma. Aquí algunas estrategias que me han ayudado a navegar esta transición:
A menudo nos dicen que abracemos el cambio. Hoy espero que estas palabras las abracen, a ustedes, en sus propios procesos de cambio.
Con mucho cariño,
Ñustas
Referencias